Los disturbios que se han registrado en los últimos días en Irlanda del Norte, siguen en aumento. Todos motivamos por el Brexit y la pandemia que está provocando cada vez más tensiones. Han sido numerosos los daños y las heridas que se han ocasionado a cientos de funcionarios policiales.

Estos actos de violencia en la calle han sido protagonizados por grupos de unionistas, que son jóvenes en su gran mayoría. La noche del miércoles fue la peor de todas, ya que, los bándalos han secuestrado e incendiado en fuego un autobús urbano en Belfast. No conformes con eso, agredieron de forma despiadada a un fotógrafo de prensa.

El grupo de alborotadores, ahora no solo están buscando el enfrentamiento con la Policía autónoma (PSNI), sino que, también, quieren crear un choque con la comunidad católica-nacionalista en esas zonas denominadas como «líneas de paz».

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Varias protestas

Tanto el Parlamento como los partido de Irlanda del Norte, hicieron un llamado a la moderación, de manera que se pueda lograr detener la ola de disturbios que lleva una semana atacando a la ciudad, entre policías y ciudadanos.

Entre los detenidos, se encuentra un grupo de adolescentes y postadolescentes, que no llegaron a ver el conflicto del Ulster. De heho ni habían nacido cuando se firmó el Acuerdo de Paz de Viernes Santo hace 23 años atrás.

Pero, el problema no solo es ahora la tensión existente entre unionistas y separatistas, que aun no se disipan. Los disturbios se produjeron porque todavía no se han procesado a los que asistieron a un funeral multitudinario por un miembro del IRA, irrespetando el confinamiento.

Sumado a esto, están enardecidos por los controls que impusieron en el mar de Irlanda luego de  el Brexit. Esto es lo que ha empeorado la situación, sobre todo por el controvertido protocolo irlandés. Dicho protolo está ya incluido en el acuerdo sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Es por eso que, por ese mecanismo, Irlanda del Norte continúa atada al mercado único comunitario, razón por la que cada mercancía que pase ese territorio y el resto de RU, debe pasar primero por los controles aduaneros. La nueva carga burocrática, ha traido como consecuencia, una alta escasez de productos y una agobiante tensión política.