Este martes, la Unesco logró aceptar al menos cinco candidaturas de países latinoamericanos para Patrimonio Cultural. Entre ellos están, Brasil, Perú, Uruguay, Chile y México.
Tanto Brasil como Perú y Uruguay, ya se encontraban desde el pasado año 2020 a la espera de su aprobación. Esto ocurre en el justo momento cuando la Unesco se vio en la obligación de cesar sus actividades por la crisis sanitaria que se generó. Mientras tanto, Chile y México, se han inscrito durante este mismo año 2021.
Las propuestas aceptadas por esta organización abarcan los siguientes: jardín tropical Sitio Roberto Burle Marx en Brasil, el observatorio solar de Chankillo en Perú, la iglesia de Estación Atlántida en Uruguay, los sitios de la cultura Chinchorro en Chile y el monasterio y la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Tlaxcala en México.
Según las decisiones, se cree que, por lo menos México, tendrá unas 36 entradas en la Lista del Patrimonio Mundial, luego estaría Brasil con 23, Perú con 13, Chile con 7 y Uruguay tendría 3.
Candidaturas a Patrimonio Cultural históricas
Un ejemplo de candidatura histórica es el caso de Perú, que ha presentado al complejo arqueológico de Chankillo. En ese lugar, se realizaron observaciones astronómicas directas entre los años 500 y 200 antes de Cristo, según las investigaciones que se hicieron.
Todas estas observaciones astronómicas eran llevadas a cabo según el movimiento anual del sol para regular festividades religiosas y otros eventos estacionales. Se encuentra situado muy cerca de la costa, a 365 kilómetros al norte de Lima.
Este observatorio, está divido en tres sectores que cubren unos cuatro kilómetros cuadrados en los que están 13 torres, un templo circular y una plaza, construidos con tierra y barro.
Es considerado por las autoridades de ese país, como el único que hay en el mundo, esto se debe a que, a diferencia de los demás observatorios, este ocupa la totalidad del ciclo solar anual.
Por otra parte, la propuesta de Chile, es más antigua que la de Perú, y está centrada en los asentamientos y la momificación artificial de la cultura Chinchorro, en los bordes costeros de las regiones de Arica y Parinacota, al norte del país.
Originariamente, eran cazadores que para el año 7.000 antes de Cristo, se asentaron en la costa luego de los cambios climáticos derivados de las últimas glaciaciones.
Según lo que comentan las autoridades chilenas, su país implantó la momificación mucho antes de que las implantara Egipto. El proceso que llevaban a cabo para la momificación era que comenzaban por descuerar el cuerpo, extraían todos los órganos, luego lo secaban con brasas y finalmente, los rellenaban con tierra, lana, plumas, plantas o arcilla.
Al pasar los años, este proceso fue simplificándose hasta que se cubre el cuerpo con una capa de arena y material orgánico y, posteriormente, solamente con una máscara facial.
