Las llamas de fuego se propagaron rápidamente destruyendo casi absolutamente todo el campo de refugiados de Moria en la isla de Lesbos, en la que se albergaban al menos unas 13.000 personas, por lo que se tenido que evacuar el lugar por completo. Todo lo que allí se encontraba quedó en cenizas, tiendas de campaña y contenedores, tras la propagación del incendio que, según algunas fuentes, se habría registrado como consecuencia de un enfrentamiento entre unos migrantes.
El cuerpo de bomberos no ha podido acceder hasta el lugar en donde se encuentran las carpas y los contenedores, por lo tanto, no se conoce aún si hay víctimas. También se pudo conocer que Yiannis Mastroyiannis, alcalde de Moria, rindió declaraciones a los medios locales, explicando que hasta ahora, ya las autoridades y bomberos pudieron controlar el fuego, así como también, las personas que se encontraban allí ya están en las afueras de Moria.
El campo ha quedado totalmente destruido y desocupado de los refugiados, ahora solo queda buscar otro refugio para que esas personas puedan alojarse, así lo explicó el encargado gubernamental para los campos de refugiados. Según algunas fuentes, estas personas pudieran ser trasladadas a una playa cercana de manera provisional mientras se consigue una mejor opción para ellos.
Por otro lado, Ylva Johansson, quien es comisaria europea, afirmó que el traslado y alojamiento de los 400 menores que no están acompañados será financiado por la Comisión Europea.
Refugiados huyen del campo
El incidente que provocó el incendio que acabó con este campamento, se presentó luego de que al menos 35 personas dieran positivo para C-19 y se rehusaran a ser cambiados de hasta uno de los centros de aislamiento. Fue entonces, en ese momento que empezaron a enfrentarse y algunos de ellos provocaron varios incendios que luego ya no pudieron controlar, debido a los fuertes vientos que ayudaron al fuego a regarse rápidamente por todo el campo donde vivían miles de personas.
A raíz de este suceso, grandes grupos de refugiados empezaron a huir del lugar, trasladándose hasta la ciudad capital Mitilene, por lo que las autoridades encargadas se vieron en la obligación de cerrar todos los accesos de esa ciudad con el fin de evitar una emergencia sanitaria, ya que el campamento se encontraba cumpliendo con una cuarentena obligatoria por el brote de virus.
En el lugar trabajaron incansablemente unos 25 bomberos con 10 camiones y el cuerpo de policías para erradicar por completo las llamas que acabaron con el campamento en pocos minutos.