Desde que inició la erupción hace 36 días, el volcán Cumbre Vieja no da señales de descanso. A tan solo cinco semanas de la erupción que se han cumplido este domingo, se abrió una nueva colada hacia el sur del centro eruptivo, frenándose por la cantidad de ceniza y está cercana al barrio de las Manchas.

En horas de la tarde del día domingo, un equipo de Televisión Española estando en la zona, logró presenciar cómo se abrían dos nuevos puntos de emisión y se derrumbaba el cono secundario, modificando la forma de la ladera.

Además de ello, la actividad sísmica parece no detenerse, nada más en la madrugada del domingo, se registraron 79 terremotos. El mayor de ellos, es de una magnitud, 4,1, que fue localizado en Fuencaliente a unos 13 kilómetros de profundidad y ha tenido una intensidad IV y se ha sentido en toda la isla.

Por su parte, los científicos están al pendiente de la extensión, el rumbo y la densidad que tiene la lava. Esta alta densidad de material piroclásico, provoca que la lava gane en viscosidad y se frene, según lo que pudo explicar Miguel Ángel Morcuende, director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca).

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Nueva colada uniéndose a otra más próxima

El comité científico prevé, que esta nueva colada, se una a una más próxima por lo que, no haría más daño. Con respecto a la colada que está en el barrio La Laguna, tiene «una alta carga de remanso» en la parte trasera, mientras que su frente «puede moverse en cualquier momento», aseguró Morcuende.

De igual manera destacó que, actualmente, hay activos al menos cuatro centros de emisión, lo cual aporta carga a las coladas, también que, a lo largo de ese proceso eruptivo ha habido unas diez, de las cuales algunas se activaron y se cerraron.

Por otro lado, Carmen López, quien es la encargada de la red de vigilancia volcánica del Instituto Geográfico Nacional (IGN), destacó también la alternancia en las últimas 24 horas de fases efusivas y con episodios explosivos que podrían ser  «intensos». Igualmente, la generación de «grandes bloques» que son procedentes del cono secundario, que causaron sucesivos derrames de lava.

Ayer, se realizó una última medición de emisión de dióxido de azufre (SO2), la cual fue de aproximadamente 3.200 toneladas, y la altura de la nube de cenizas, de unos 3,2 kilómetros.

Se piensa que para las próximas horas, la nube se pueda estar dirigiendo hacia el suroeste, favoreciendo la operatividad del aeropuerto de La Palma y los del resto de las islas.