Para el próximo fin de semana, se espera que se dé inicio al nuevo cambio de horario. Se tiene previsto que se atrasarán una hora los relojes, durante la madrugada del 30 al 31 de octubre, siendo a partir de las 03:00 a las 02:00.
Desde ese momento en adelante, con el horario de invierno, amanecerá más temprano y anochecerá mucho antes. Esto es porque, la Unión europea (UE), comenzó a cambiar los horarios dos veces al año, desde 1981. Siendo en marzo cuando se adelanta el reloj y en el mes de octubre cuando se atrasa.
Claro está que, no todo el mundo se adapta a esta alteración del ritmo biológico, de hecho, algunos expertos en reforma horaria, eficiencia energética y cronobiología, aseguran que estos cambios en las horas pueden perjudicar la salud.
Ya se han llevado a cabo algunos debates, acerca de si esta estrategia de cambios en la hora puede continuar o no, e inclusive, se ha llevado a una consulta pública en la Comisión Europea.
La mayoría no está de acuerdo con el cambio de hora
La Comisión Europea realizó una consulta a los ciudadanos en el año 2018, con el fin de determinar las opiniones con respecto al cambio de horario. Pues bien, los tres primeros días de consulta, participaron más de 500.000 ciudadanos.
En este sentido, la encuesta logró alcanzar el número récord de 4,6 millones de respuestas. El resultado que arrojó fue que, el 84% de los europeos no quiere continuar con la práctica de alterar la hora dos veces al año.
Cabe destacar que esta cifra, es superada por el 95% de los españoles que están a favor de suprimir el cambio de hora. Sin embargo y a pesar de los resultados de esta consulta, no se logró un consenso acerca de cuál de los dos horarios se va a mantener, si será el de invierno o el de verano.
Sumado a esto, llega la pandemia en 2020 para terminar de congelar el asunto, quedando totalmente sin respuesta alguna.
Según la cronobióloga Trinitat Cambras, el hecho de suprimir el cambio de hora, sería algo positivo, pues, está de acuerdo con que esta estrategia, afecta la salud de las personas, quienes podrían comenzar a sentir malestares, a sufrir de trastornos del sueño, influye en un mayor riesgo cardiovascular y hasta podría causar depresión.