Recientemente, la llegada de millones de pélets de plástico al litoral de Galicia desató una descomunal oleada de cientos de voluntarios autoorganizados para limpiar las playas que han resultado afectadas. 

Los voluntarios ahora se enfrentan en una desigual batalla contra la contaminación por este vertido, haciendo sus labores con herramientas caseras a duras penas, tales como, escobas, coladores, recogedores, espátulas de cocina y los inconfundibles «capachos». 

Este término popular gallego se refiere a los capazos de goma que forman parte ya del imaginario colectivo de la limpieza de playas tras el desastre del Prestige, junto a los monos blancos y las mascarillas.

Aseguran que hace más de dos décadas sucedió algo así y surge entre muchos de los voluntarios dicho recuerdo. Vertidos como este «han pasado y seguirán pasando», señala Manuel, un marinero jubilado, que se encontraba cargando uno de estos capazos lleno de pélets en la playa de Balieiros, en Ribeira, una de las primeras que recibió los sacos que cayeron del barco ‘Toconao’ el pasado 8 de diciembre.

Las personas que están trabajando de forma voluntaria recogiendo el desastre de contaminación han señalado que «Las administraciones se lavan las manos y somos la sociedad civil organizada los que actuamos siempre. Pero somos educados y nos organizamos. Luego dirán que estorbamos»

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Pescadores limpian las playas

En otras playas, como la de Las Gaviotas, en Porto do Son, son los mismos pescadores los que se han lanzado a limpiar todo. «Las administraciones se pasan la pelota, que es lo más fácil, pero no actúan», dijo un mariscador. 

Las autoridades no brindan protocolos de limpieza

Se conoció también que ninguno de los voluntarios ha recibido órdenes, indicaciones o un protocolo a seguir por parte de las autoridades o de los operarios desplegados por la Xunta -unos 200-. 

Es así como un puñado de voluntarios comparte tarea con un trabajador movilizado por la administración autonómica, pero la relación con este es nula. 

Hasta los momentos se han organizado manteniéndose al margen de las instituciones, a través de grupos de Whatsapp o Telegram y mediante una tabla que comparten en línea en la que se actualiza diariamente qué playas se van a limpiar y cuántos voluntarios acudirán a cada una. Sin embargo, en los últimos días, algunos ayuntamientos, como el de A Pobra do Caramiñal o Muros han centralizado la gestión de la limpieza y coordinan los posibles voluntarios.

Asimismo, circulan por los grupos de Whatsapp decálogos con algunos consejos para que actúen, los cuales son creados por organizaciones ecologistas a falta de información oficial. Entre los consejos más destacados están llevar guantes al no conocer aún la toxicidad del material con el que se encontrarán, pisar con cuidado para no hundir los pélets en la arena o no tirar lo recogido a los contenedores de plástico, sino dejarlo en sacos, así como también, llamar al 112 para que lo retiren. Solo en un puñado de pueblos, como Ribeira, hay contenedores habilitados específicamente para este material.