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El impuesto sobre el valor añadido o IVA en España, es el principal impuesto indirecto que grava los productos y servicios, lo que afecta al precio final de prácticamente todo lo que compres o utilices en territorio español. Comprender este confuso tipo de impuesto no es nada fácil, por lo tanto, si quieres saber cómo funciona el IVA, quién debe pagarlo, cómo declararlo y los diferentes tipos de IVA que se aplican en España, este post es para ti.
Es probable que no te des cuenta, pero cada vez que pagas la cuenta en un restaurante, reservas una habitación en un hotel o pagas una factura por una reforma en tu vivienda, también estás pagando el IVA. A diferencia de otros impuestos como el IRPF, el IVA es un porcentaje que se suma al precio básico de los productos y servicios de consumo. Tanto el tipo de IVA como el porcentaje aplicado dependen de diversos de factores. Y aquí te lo explicamos.
Cómo funciona el IVA en España
El IVA es un impuesto que recauda la Agencia Tributaria española sobre los bienes que compramos y/o los servicios que usamos. Las compañías y los proveedores de servicios están en la obligación de cobrar el IVA al cliente, pero no pueden conservarlo, ya que cada tres meses, tienen que pagar lo que han recaudado a la Agencia Tributaria española.
No obstante, las personas y las compañías que cobran el IVA también pueden disminuir su IVA sustentado (el IVA que pagan como parte de sus gastos) cuando presentan la declaración de la renta. Esto quiere decir que, cada vez que pagan el IVA por provisiones y servicios, pueden restar esa cuantía de IVA de lo que deben a la Agencia Tributaria.
Existen diferentes tipos de IVA de acuerdo al producto o servicio y la región donde se haga la transacción. El impuesto sobre el valor añadido es uno de los impuestos más influyentes de la administración española. Representa una tercera parte de los ingresos del gobierno, que se destinan para financiarse y prestar servicios públicos.
Cómo y cuándo declarar el IVA en España
Cualquier persona física o jurídica que cobre el IVA en España está en la obligación de declararlo a la Agencia Tributaria. Esto incluye tanto a las empresas comerciales como a los propietarios de casas en alquiler y a los autónomos. Mientras que las grandes compañías suelen presentar declaraciones de IVA cada mes, los autónomos y las pymes por lo general, lo hacen cada tres meses. Si te interesa saber cómo presentar una declaración de IVA, es fundamental entender primero los distintos sistemas de evaluación:
- Impuesto directo: en este sistema, todo aquel que repercute el IVA debe ingresarlo en la Agencia Tributaria de España según sus ingresos. Para calcular el monto de IVA que debe pagar, primero debe restar de sus beneficios totales los gastos empresariales deducibles, como los gastos empresariales o los pagos de salarios. Después, se aplica el IVA al resto. El monto varía en función de los resultados de la empresa.
- Evaluación objetiva o por módulos: es un sistema de tributación simplificada que no se calcula en función de los gastos reales, sino que se basa en la estimación de la Agencia Tributaria española que, a su vez, usa diversos parámetros o módulos para calcular la cantidad del IVA que debes pagar. En este caso, tendrás que estar dado de alta en el sistema simplificado y presentar el modelo 131 cada tres meses.
- Sistema de caja: este sistema está destinado a empresas con una facturación anual menor a 2 millones de euros. En este caso, la empresa paga el IVA recolectado a las autoridades fiscales, después que ha obtenido el pago por sus productos o servicios, en vez de cuando entrega o presta los bienes o servicios.
¿Quién paga el IVA en España?
A pesar de que el impuesto sobre el valor añadido se aplica tanto a los consumidores particulares como a las empresas, a final de cuentas, solo lo pagan los particulares. Esto es debido a que tanto los autónomos como las empresas ejercen una doble función: cobran el IVA cada vez que hacen una venta y pagan el IVA sobre lo que compran a sus proveedores. Cuando el monto del IVA que recaudan es mayor al IVA que pagan por sus compras, la empresa debe dinero al gobierno.
Por otro lado, si la compañía ha pagado más IVA del que ha recaudado, puede exigir un reembolso a la Agencia Tributaria española. Así, las empresas actúan como intermediarios, o contribuyentes pasivos, del IVA que pagan los clientes. El impuesto sobre el valor añadido es un impuesto regresivo, puesto que grava el consumo sin tener en consideración la situación personal y financiera del consumidor. Sin embargo, en ocasiones, el Gobierno ha cambiado el tipo del IVA para compensar el incremento de precios de determinados productos y servicios de consumo, como por ejemplo, la energía eléctrica.
Tasas de IVA
El impuesto sobre el valor añadido se subdivide en tres tipos impositivos que son aplicables según los productos y servicios adquiridos:
- IVA general: es el tipo de IVA más común en España y se ubica en el 21%. Peluquerías, gimnasios, zapaterías, ropa y electrodomésticos recaudan este tipo de impuesto.
- IVA reducido: este tipo impositivo, del 10%, grava todos los productos alimenticios destinados al consumo humano o animal, además del agua, el transporte público y los servicios de hostelería y restauración.
- IVA superreducido: es el tipo impositivo más inferior, del 4%, que se aplica a artículos de primera necesidad, entre ellos: el pan, las frutas, las verduras, los medicamentos y la casa en general.
- Productos eximidos del IVA: determinados bienes y servicios están excluidos del IVA. Estos incluyen los servicios de atención médica, los sellos postales y los productos financieros.
IVA devengado e IVA deducible
Las facturas de productos o recibos de servicios deben indicar el valor bruto del producto, además del porcentaje de IVA añadido. El impuesto sobre el valor añadido que pagan los consumidores de bienes y servicios se denomina IVA devengado.
Mientras que, cuando una empresa compra productos o paga servicios a otra compañía, paga un tipo de IVA llamado IVA soportado. Para poder descontar el IVA soportado, las compañias y los autónomos deben hacer lo siguiente:
- Mostrar recibo de la compra a la empresa implicada en la transacción.
- Llevar un registro de los productos adquiridos o los servicios usados en el libro de inversiones y gastos.
- Probar que el gasto generado por el IVA de entrada se destinó a operaciones comerciales, como el pago de nóminas, pagos de contribuciones a la seguridad social, impuestos o alquiler.
Finalmente, esperamos que esta información te haya sido de gran utilidad, ahora que ya conoces todo acerca del IVA en España, puedes empezar a gestionar tus gastos y pagos de impuestos sin mayor inconveniente. ¡Suerte!
